Muchas emociones han resurgido en el último año, incluidas las asociadas a la ira.
Un estudio canadiense se publicó durante la Semana de la Salud Mental, que se celebra del 3 al 9 de mayo. Según el estudio, la gran mayoría de los canadienses experimentan emociones negativas desde el inicio de la pandemia de COVID-19. Casi el 80% de los canadienses experimentan preocupación, aburrimiento, estrés, soledad y tristeza.
Según el psicólogo y escritor Marc-André Dufour, hay otra emoción que ha aflorado en el último año. La ira, que vemos sobre todo en las redes sociales, es una emoción que a menudo esconde otras emociones, reprimidas o no asumidas.
Le preguntamos cómo podríamos ayudar a una persona enfadada a gestionar mejor esta emoción, llamada ira. Aquí están sus respuestas.
¿Cómo ayudar a una persona con mal genio?
1. Aprende a reconocer la ira.
La ira es cuando sientes que tu corazón late más rápido, tu mandíbula se aprieta y tu voz se eleva.
Cuando reconozcas estas señales, puedes respirar más profundamente, retirarte y dar un paseo. La ira se convierte entonces en una sana afirmación de uno mismo.
2. Acepta que la ira existe.
En primer lugar, tenemos que entender que la ira tiene una razón de ser. La ira se experimenta cuando nos sentimos atacados o amenazados. Es entonces cuando movilizamos la energía para protegernos. Si, por ejemplo, nos sentimos acosados en nuestras necesidades, podemos sentir rabia para que nuestras acciones nos hagan avanzar. La ira es una afirmación saludable de uno mismo.
El problema es cuando la acumulamos o convertimos otras emociones, como la tristeza o la ansiedad, en ira.
3. Anima a la otra persona a hablar de cómo se siente.
La idea es conseguir que la otra persona nombre lo que siente, aunque le duela. Hablar con alguien de confianza puede ayudarles a utilizar las palabras en lugar de poner su punto de vista sobre la mesa. Cuando no tienes palabras para describir lo que sientes, es más probable que actúes.
También es importante mostrar a la otra persona que tiene derecho a ser vulnerable.
4. Anima a la otra persona a tomarse un descanso.
Vivimos en un mundo de evasión, en el que se nos pide constantemente que hagamos algo. Te pongo el ejemplo de una persona que siempre tiene mil y un proyectos, incluso en una pandemia. Lo que ocurre es que esta persona puede explotar, de un día para otro, por un pequeño detalle. Cuando te aíslas de una emoción que es dolorosa, tienes una deuda emocional.
Así que hay que conseguir que la otra persona se detenga y se mire a sí misma.
Estrategias para controlar su enojo
Cómo cambiar su entorno
A veces es nuestro entorno inmediato el que nos causa irritación y furia. Los problemas y las responsabilidades pueden preocuparlo mucho y hacer que se sienta enojado por la trampa en la que parece haber caído y todas las personas y cosas que conforman esa trampa.
Dése un respiro. Asegúrese de tener «tiempo personal» programado para los momentos del día que sabe que son especialmente estresantes. Por ejemplo, una madre que trabaja puede establecer una regla fija de que cuando llega del trabajo, los primeros 15 minutos deben ser un momento tranquilo. Con este breve respiro, se sentirá mejor preparada para manejar las exigencias de sus hijos sin que la saquen de quicio.
Algunos consejos para tranquilizarse son:
- Elegir el momento oportuno. Si usted y su cónyuge tienden a pelear cuando discuten asuntos por la noche, tal vez están cansados, o distraídos, o tal vez es simplemente es un hábito. Intente cambiar los momentos en que hablan sobre temas importantes de modo que esas conversaciones no se conviertan en discusiones.
- Evasión. Si se enfurece cada vez que pasa por la habitación caótica de su hijo, cierre la puerta. No se obligue a ver lo que lo enfurece. No se diga «Bien, mi hijo debe limpiar su habitación para que yo no tenga que enojarme.» Ese no es el punto. El punto es mantenerse calmado.
- Buscar alternativas. Si su recorrido diario al trabajo en medio del tránsito lo deja en un estado de furia y frustración, cambie de plan. Tal vez podría buscar una ruta diferente, una que esté menos congestionada o sea más pintoresca. O busque una forma alternativa de viajar, como tomar un ómnibus o un tren.
Cómo usar el humor
El «humor tonto» puede ayudar a calmar la furia de varias formas. Por un lado, puede ayudarlo a tener una perspectiva más equilibrada. Cuando usted se enoja e insulta a alguien o se refiere a esa persona con una frase imaginativa, deténgase e imagínese cómo sería literalmente esa palabra. Si está trabajando y le dice a un compañero de trabajo «bolsa de basura» o «ser vivo unicelular,» por ejemplo, imagine una gran bolsa llena de basura o una ameba, sentada en el escritorio de su colega, hablando por teléfono y asistiendo a reuniones. Haga esto cada vez que desee insultar a otra persona; si puede, haga un dibujo de cómo se vería. Esto calmará bastante su furia; y a menudo puede recurrirse al humor para ayudar a aliviar una situación tensa.
El mensaje subyacente de las personas que se enojan mucho es: «las cosas deben hacerse a mi manera.» Las personas enojadas tienden a sentir que moralmente están en lo cierto, que cualquier cosa que bloquee o cambie sus planes es una humillación insoportable que no deben tolerar. Tal vez otras personas lo hagan, pero ellas no.
Cuando note que se siente así, imagínese como un dios o una diosa, un gobernador supremo que es dueño de las calles y las tiendas y del espacio de la oficina, caminando solo y haciendo siempre las cosas a su manera mientras los demás lo tratan con deferencia. Cuantos más detalles pueda poner en su escena imaginaria, mayor será la posibilidad de que se dé cuenta que tal vez está siendo poco razonable; también advertirá la poca importancia que tienen las cosas por las que está enojado.
Hay dos advertencias para cuando use el humor. Primero, no intente simplemente «reírse» de sus problemas; en cambio, use el humor para ayudarse a enfrentarlos de manera más constructiva. Segundo, no dé lugar al humor cruel y sarcástico; esa es otra forma de agresión no saludable.
Lo que tienen en común estas técnicas es el rechazo a tomarse las cosas con demasiada seriedad. La ira es una emoción seria, pero a menudo está acompañada por ideas que, si se las analiza, pueden hacerlo reír.