En este artículo encontrarás: Tratamiento para el acné.
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Es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel muy común, afecta a las unidades pilosebáceas de la piel. Se caracteriza por la presencia de comedones abiertos (puntos negros), comedones cerrados (puntos blancos) y lesiones inflamatorias como nódulos, pústulas y pápulas. Afecta aproximadamente al 80% de los adultos jóvenes y adolescentes. Recientemente también se ha observado acné en pacientes más jóvenes de lo habitual debido al inicio temprano de la pubertad.
Es más frecuente en las niñas de 12 años y en los niños de 15 años. En la mayoría de los casos, el acné desaparece en los primeros veinte años. En algunos casos puede persistir hasta la edad adulta, lo que suele ocurrir con más frecuencia en las mujeres.
El acné tiene muchos efectos negativos en los jóvenes adolescentes. Causa molestias, estrés emocional, desfiguración e incluso cicatrices permanentes en la piel. También puede causar ansiedad y vergüenza y puede disminuir el bienestar fisiológico y social.
Varios factores pueden inducir su desarrollo o aumentar su gravedad. Entre ellos se encuentran los factores genéticos, el sexo masculino, la juventud, el estrés y el tabaquismo, así como los fármacos comedogénicos como los andrógenos, los halógenos, los corticosteroides y los cosméticos que obstruyen los poros. En este artículo explicaremos las causas responsables de la aparición del acné y sus posibles remedios.
Cómo se desarrolla el acné
El acné afecta a las unidades pilosebáceas de la piel. Las lesiones resultantes suelen aparecer en la cara, el pecho, la parte superior de la espalda y los brazos. Se sabe que estas zonas tienen una alta densidad de glándulas sebáceas.
Los cuatro principales factores patológicos implicados en el desarrollo del acné son:
- Aumento de la producción de sebo.
- Descamación folicular irregular.
- La proliferación de Propionibacterium acnes.
- Inflamación de la zona.
Las hormonas andrógenas (especialmente la testosterona) estimulan el aumento de la producción y la secreción de sebo. El aumento de la producción de sebo está directamente relacionado con la gravedad y la aparición de las lesiones de acné, por lo que es un factor importante a tener en cuenta en el tratamiento de los pacientes con acné vulgar.
Cómo se forman los puntos negros/blancos
Los queratinocitos de los folículos normales suelen liberarse en el lumen como células individuales que luego se excretan. En los pacientes con acné se produce una hiperproliferación de queratinocitos que no se eliminan como deberían, lo que da lugar a la acumulación de corneocitos anormales descamados en el folículo sebáceo junto con otros lípidos y monofilamentos.
Este fenómeno provoca la comedogénesis. Inicialmente, se forma un microcomedón como primera lesión microscópica. Esto ocluye el folículo y es el precursor de otras lesiones de acné. El microcomedón se llena gradualmente de lípidos y monofilamentos y poco a poco da lugar a un punto negro visible no inflamatorio y luego a una lesión inflamatoria.
Los comedones se denominan puntos negros (comedones abiertos) cuando están dilatados en la superficie de la piel. Aparecen como puntos negruzcos en la piel y están llenos de sebo y queratinocitos descamados. O pueden formarse puntos blancos (comedones cerrados), que aparecen como una protuberancia blanca bajo la superficie de la piel sin poros abiertos. Si el sebo sigue acumulándose, los comedones cerrados seguirán expandiéndose y pueden romper el tejido circundante.
El papel de las bacterias
La microflora presente en un folículo sebáceo normal es cualitativamente similar a la de los puntos negros. Esto incluye tres grupos de bacterias que coexisten, a saber:
- Estafilococos coagulasa-negativos (Staphylococcus epidermidis)
- Diphtheroides anaerobios (Propionibacterium acnes y Propionibacterium granulosum)
- Levaduras lipofílicas (especies Pityrosporum)
Acnes parece ser el organismo que más probablemente causa el acné vulgar y, por tanto, es el objetivo del tratamiento antibiótico oral y tópico. Es un patógeno anaerobio grampositivo que coloniza los folículos sebáceos. Suele ser más frecuente en las zonas de la piel densamente pobladas de folículos sebáceos. Aquí se producen grandes volúmenes de sebo, proporcionando un entorno anaeróbico rico en lípidos que es óptimo para P. acnes. Este agente puede contribuir a la obstrucción folicular, pero no todos los individuos desarrollan acné debido a las diferencias en la respuesta inmunitaria individual al patógeno.
El acné produce una enzima lipasa que metaboliza los triglicéridos del sebo en glicerol y ácidos grasos, lo que a su vez puede contribuir a la formación de puntos negros y a la inflamación posterior.
Acnes tiene un efecto altamente inflamatorio que puede desencadenar la liberación de factores quimiotácticos como linfocitos, neutrófilos y macrófagos. Estos factores pueden provocar daños foliculares, roturas y fugas de bacterias, ácidos grasos y lípidos hacia la dermis circundante. Este proceso dará lugar a lesiones inflamatorias (pústulas, nódulos, quistes y pápulas).
Las lesiones inflamatorias están llenas de pus y son más grandes que las lesiones no inflamatorias. Además, se ha descubierto que los neutrófilos generan especies reactivas de oxígeno (ROS), que contribuyen parcialmente a la inflamación del acné al dañar el epitelio folicular. Esto conduce a la expulsión del contenido folicular hacia la dermis, lo que provoca diversos procesos inflamatorios. El diagnóstico del acné es simple y sencillo. El diagnóstico diferencial se realiza con la rosácea (sin comedones), la foliculitis, la dermatitis y las erupciones inducidas por medicamentos.
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Tratamiento actual del acné
El objetivo principal de la terapia del acné es tratar las lesiones de acné existentes, evitar al máximo las cicatrices permanentes, limitar la duración del trastorno y minimizar la morbilidad. El paciente debe ser informado de los objetivos y también debe ser consciente de que pueden pasar de 3 a 6 semanas antes de que se pueda observar una mejora.
Hay que tener en cuenta una serie de factores individuales del paciente para determinar la terapia más adecuada. Algunos de estos factores son la condición médica actual del paciente, el estado de la enfermedad, la gravedad de las lesiones, los antecedentes endocrinos y el tratamiento al que más se adhiere el paciente (oral o tópico). El acné puede tratarse por vía tópica o sistémica (con medicación oral). Otras opciones de tratamiento incluyen el uso de productos naturales o el uso de tratamientos no farmacológicos. Sin embargo, un tratamiento combinado que se dirija a más de uno de los mecanismos de la patogénesis del acné suele tener éxito.
Tratamiento tópico
Los productos tópicos tienen la ventaja de aplicarse directamente en la zona afectada, lo que disminuye la absorción sistémica y aumenta la exposición de las unidades pilosebáceas al tratamiento. Sin embargo, uno de los principales efectos secundarios de los productos antiacné de aplicación local es la irritación de la piel. Los preparados para la aplicación tópica están disponibles en varias formulaciones, como cremas, geles, lociones, soluciones y lavados.
La terapia tópica se basa en el tipo y la gravedad del acné. El acné leve suele tratarse con retinoides tópicos o con diferentes tratamientos como el ácido azelaico, el ácido salicílico y el peróxido de benzoilo. El acné inflamatorio de leve a moderado puede tratarse con agentes antiinflamatorios tópicos y antibióticos tópicos. Los diferentes fármacos tópicos contra el acné se dirigen a diferentes factores fisiopatológicos.
Video: 8 tips para eliminar el acné. ¿Funciona?
En este video puedes ver algunos consejos sobre algunos errores que debes evitar al momento de cuidar tu piel. Encuentra mas contenido en YouTube con el hashtag #maskne.
Mascarilla para el acné
La pandemia de Covid-19 obligó a toda la población a utilizar equipos de protección personal para evitar el contagio. Desgraciadamente, el uso prolongado durante muchas horas al día ha provocado una importante exacerbación de las lesiones de acné en las zonas de la cara donde se usa la mascarilla.
La fricción constante de la mascarilla contra la cara, el ambiente húmedo creado por la respiración y la consiguiente mayor proliferación de bacterias son los principales factores de este fenómeno. Frotar la piel durante muchas horas provoca microlesiones en la piel que permiten que las bacterias, que proliferarán en mayor cantidad debido al microambiente creado, penetren más profundamente en la piel.
La suciedad y el sebo se acumulan más y se desarrolla el acné o se agrava una enfermedad preexistente. A continuación, pueden aparecer irritaciones con picores, puntos negros, pequeños quistes o rojeces a lo largo del contorno de la máscara en la cara o alrededor de la boca.
Para evitarlo, es muy importante limpiar bien la piel por la mañana y por la noche con productos suaves, evitar los exfoliantes que pueden irritar aún más la piel y utilizar cremas hidratantes de textura ligera. También sería conveniente no utilizar productos excesivamente perfumados que puedan tener efectos irritantes sobre la piel y no utilizar bases de maquillaje y correctores bajo la mascarilla.
Además de la exacerbación del acné, también pueden aparecer otro tipo de lesiones en la piel, como En individuos predispuestos, el uso de mascarillas puede provocar o favorecer la aparición de otros problemas dermatológicos, como:
- Dermatitis alérgica de contacto, que se manifiesta por una piel roja, con picores y escamas. Se debe al material de la máscara.
- Dermatitis irritante en puntos de presión, como la nariz y las orejas.
- Dermatitis seborreica, que se presenta con enrojecimiento de la piel, descamación en los lados de la nariz, en las cejas y detrás de las orejas. La rosácea.
Quienes utilizan mascarillas durante más 8 horas consecutivas al día presentan especialmente en las mejillas y la nariz:
- Picazón.
- Sequedad de la piel.
- Hinchazón y dolor.
- Enrojecimiento.
- Descamación.
- Lesiones de acné.
Sin embargo, si aparecen lesiones cutáneas difíciles de resolver con las medidas mencionadas, es aconsejable consultar a un dermatólogo para identificar la terapia más adecuada, mientras se sigue protegiendo eficazmente a uno mismo y a los demás de la infección por el SRAS-CoV2.
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